La noche (1897). Henry Fantin-Latour. Museo D’Orsay, París. |
Una vez más, no coincidimos.
La noche, con su denso cuchillo
nos parte en dos el sueño
y los deseos.
nos parte en dos el sueño
y los deseos.
Solo logramos vencerla
cuando nos sorprende juntos,
con nuestros cuerpos
atados de manos
atados de manos
y lacerados por los besos.
Solo vencemos a la noche
cuando surcamos la madrugada
húmedos de amor
y despertamos brillantes,
como pequeños soles
como pequeños soles
en nuestro propio universo.
Más que una noche negra, me queda la sensación de una llena de luz, una en salto a la mañana, con el recuerdo de lo que fue la más grande explosión de energía...
ResponderEliminarPienso ahora en lo bello que es compartir una noche y, más aún, un amanecer.
Saludos sinceros
Bueno Ale: eso da para escribir la continuación :-)
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